Nadie cambia la decisión de Dios
Dios hace siempre su voluntad. Si decide darnos tranquilidad y reposo, nadie nos va a inquietar. Si nos hace pasar por un momento de silencio y da vuelta el rostro para no escuchar, no hay forma de que nos bendiga, hasta que él decida. No vale encapricharse. Tenemos que estar a cuenta con Dios.