Las aves saben cuándo emigrar. Están atentas al cielo para saber si es tiempo. Pero el pueblo de Dios está distraído. Por más que vea las señales, no se da cuenta. Es tiempo de abrir los ojos, de dejar de dormir espiritualmente. El juicio cae sobre la tierra y se necesita intercesores. Gente de oración. Gente con un corazón lleno de compasión por los que se pierden. Gente guerrera que no dé tregua al diablo.
Despierta, pueblo de Dios ¡Es tiempo de clamar! ¡Tiempo de interceder!