La lectura de la Biblia nos da paz, al recordarnos que Dios está en control de su creación. Nada lo toma por sorpresa.
Si el Señor permite que algo suceda en nuestras vidas, es porque sabe que podemos hacerle frente con su ayuda. Nuestro problema es que queremos resolverlo solos, o con ayuda humana (amigos, familiares, instituciones). Pero si vamos en oración a Él y le decimos con humildad «Necesito tu ayuda, mi Señor», él pondrá en marcha su plan para que consigamos la victoria.
Dios tiene todos los recursos necesarios, no hay de qué temer. Aunque el Adversario y todos sus demonios quieran destruirnos, más son los ángeles que están de nuestro lado. Nada ¡Nada! ¡Nada es imposible para Dios! ¡Nada es difícil para él! ¡Ni siquiera la muerte pudo vencer a Jesús! Por eso si Él va con nosotros, no tenemos que temer.
No importa adónde nos lleve Jesús: a un quirófano, a la lista de desempleados, a otra ciudad… Donde sea, es el mejor lugar donde podemos estar, porque él lo planeó y siempre quiere lo mejor para nosotros. Para los que vamos tomados de la mano de nuestro Amigo Eterno, Cristo, no hay motivo para estar nerviosos, ansiosos, preocupados. Si por un momento nos olvidamos quién nos acompaña, leamos la Biblia y veamos cuántos milagros sorprendentes hizo en el pasado ¡Y si lo hizo una vez puede hacerlo otra vez!