Seguimos con el estudio sobre Navidad, leyendo en Romanos 14
Cuando conocimos a Jesús como nuestro salvador, morimos al pecado y nacimos de nuevo.
Ahora ya no vivimos para complacer los antojos de nuestra carne, sino para complacer al que nos salvó de la esclavitud del pecado. Ya no buscamos quedar bien con los demás, sino quedar bien con Dios. Ya no le damos tanta importancia a los regalos pasajeros sino al «regalo de Dios»: Jesús.
Por eso, en vez de recorrer el mundo con un trineo mágico llevando juguetes, somos llamados a ir por todo el mundo y predicar el evangelio. Para que la gente conozca a Dios y así pueda pasar de muerte a vida.