¿¡Quién otro amigo podemos tener mejor que Cristo!? Es mejor que ser conocido del Presidente o de algún famoso. Porque a la hora de necesitar un favor especial, de esos que hasta la persona con más poder político o influencia mediática tendría problemas para conseguir ¡Él puede obtenerlo! Es que justamente en este momento está intercediendo por nosotros en el Cielo, nada menos que para conseguirnos el favor del Todopoderoso. (Hebreos 7:25).
Si estamos ciegos, ya sea físicamente o de manera espiritual, puede darnos la vista. Por su sacrificio en la cruz, somos salvos de condenación y también sanos. Porque «él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.» (Isaías 53:5).
Si tropezamos, no se ríe de nosotros, no nos critica. Nos da su mano para levantarnos. No le interesa avergonzarnos, sino ayudarnos a caminar derecho. Porque nos ama, así como el Padre (Jehová) nos ama. Porque aunque sea un misterio que no alcanzamos a entender, Jesús, el Padre y el Espíritu Santo son uno y el mismo Dios. A mí me cuesta comprenderlo, pero no le doy más vueltas al asunto. Lo importante es que Dios me ama y quiere ser mi ayudador ¿Y qué otro mejor podría tener?