En ocasiones caemos en el error de pensar que somos indispensables, creemos que nadie puede hacer la cosas como las hacemos nosotros, que si no lo hago yo, nadie lo puede hacer. Si ese es tu caso: «No te equivoques, no eres indispensable». Si no cumples tu asignación Dios levantará a otro mejor que tú. Porque cada vez que Dios desecha a un Saúl, siempre se proveerá de un David conforme a su corazón para que haga mejor las cosas. He visto a muchísimos comenzar en el espíritu y terminar en la carne . El 99% comienza bien: apasionado, comprometido, con mucho entusiasmo… Pero algo sucede en el camino que les hace perder la pasión y el compromiso llevándolos a terminar en el lodo. Cumple tu asignación; todo lo que hagas, hazlo con exelencia como para Dios, pelea la buena batalla de la fe, no pierdas la visión y que nadie arrebate tu corona. Atte: PrSe.