El vino y el orgullo los destruyó

El celo de Ďios

¡Qué aflicción le espera a la orgullosa ciudad de Samaria,
    la corona gloriosa de los borrachos de Israel![a]
Está asentada a la cabeza de un valle fértil,
    pero su belleza gloriosa se marchitará como una flor.
Es el orgullo de un pueblo
    que el vino derribó.
2 Pues el Señor enviará un poderoso ejército en su contra;
    como un potente granizo y una lluvia torrencial,
se lanzarán sobre ella como las aguas embravecidas de una inundación
    y la aplastarán contra el suelo.
3 La orgullosa ciudad de Samaria,
    la corona gloriosa de los borrachos de Israel,[b]
    será pisoteada bajo los pies de sus enemigos.
Isaías 28:1-3 NTV

Foto: Campos inundados. Ruta 7, Córdoba.

Israel era el pueblo escogido, amado y cuidado por Dios. Se dividió en dos naciones, pero igual el Señor siguió amándolos. Nunca faltaron los profetas ni la misericordia divina.

Dios buscaba hijos que inspiren al bien, pero se volvieron orgullosos, borrachos e idólatras. Por eso se encendió el celo de Dios ¿Adónde están mis hijos? ¿Por qué alaban a las obras de sus manos, si todo lo que tienen YO se los di?

Entonces vino el castigo. Y la capital, Samaria, tan hermosa como pecadora fue sacudida como por granizo y sus enemigos la cubrieron como inundación.

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