Hay veces que para seguir los mandamientos de Dios, tendremos que apartarnos de cierta gente que traspasa los límites que como cristianos no podemos tolerar.
Tal vez, para la sociedad actual es algo común, pero el Señor nos enseña que está mal: una mentira para zafar por no haber hecho bien las cosas, una trampa para ganar un poco más de dinero, un «arreglo» para echarle la culpa a otro, un «trabajo» con la curandera para vengarse, etc.
Si nos juntamos con personas que practican maldad, terminaremos haciendo lo mismo. Por eso debemos alejarnos de ellos, aunque se ofendan.