¿Quién quiere a los hipócritas?
Nuestra sociedad es tan corrupta, que damos por sentado que los políticos mienten o exageran, tampoco creemos todo lo que dicen las propagandas, y cuando compramos por Internet buscamos qué opina la gente porque dudamos de lo que nos dice el vendedor. Pero cuando preguntamos qué es lo que más le molesta de los demás, la mayoría dice «la falta de lealtad» o algo parecido (que nos falle, que traicione, que mienta…)
Nosotros somos hijos del Dios santo, no debemos engañar: «Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?» Números 23:19.
«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida«… (Juan 14:6). El Espíritu Santo tampoco miente. Él discierne qué es verdad y qué es mentira. Por eso se llama Espíritu de Verdad (Juan 14:17; Juan 15:26; Juan 16:13).
Seamos personas de palabra, que no cambian según las circunstancias. Si decimos «Sí» es sí, sin doble mensaje, sin nada escondido. Entonces, Dios se alegrará con nosotros y nos defenderá cuando intenten engañarnos.