Creo que nunca se ha hablado tanto sobre la tolerancia y la inclusión como en nuestra época. Sin embargo la violencia está en todas partes. Los pobres siguen siendo marginados, aunque se les diga palabras bonitas y hay muchos afligidos que no encuentran respuesta en las instituciones.
Pero Jesús sigue ofreciendo refugio. Él entregó su cuerpo a los que lo escupían y herían, para que nosotros tengamos paz. Él cargó su cruz hasta caer rendido y dejó que clavaran sus manos y pies, para sanar nuestras heridas. Él murió en nuestro lugar para darnos vida y vida en abundancia (Juan 10:10). Ven ahora a Jesús, entrégale tu dolor. Acepta su perdón y vas a nacer a una nueva vida.