A veces nuestro pensamiento está ocupado por muchas cosas: trabajo, familia, noticias, salud… Nuestro espíritu sabe dónde está la solución, pero no le damos lugar. Entonces, en la noche, cuando la mente y el cuerpo se aquietan, se pone a huscar de Dios.
Cuando nuestro espíritu se conecta con el Espíritu Santo, éste le recuerda la Palabra de Dios. Al meditar en la Biblia, se nos abre el panorama. Vemos las cosas distintas, teniendo presente que Dios está en control. Nos damos cuenta de nuestros errores. Recibimos aliento y sabiduría.
Tomemos el hábito de meditar en algún versículo antes de dormir. Démosle la oportunidad de hablarnos y guiarnos. Luego oremos con confianza, porque el Señor está interesado en nuestro bien. Asi dormiremos tranquilos, depositando nuestras preocupaciones en nuestro Padre Eterno.