Comparto con ustedes el mensaje que trajo el pastor Pablo Gorjón, quien nos visitó el domingo pasado (17 de enero). Está dividido en varios videos para poder subirlos a Internet más fácilmente. Debajo de cada uno escribí las ideas principales para ayudar a comprender, de todos modos, les animo a que tome sus propios apuntes.
Tema: Familias que ponen su confianza en Cristo y su propósito eterno
Introducción
Lectura bíblica: Proverbios 3:5-8
En el 2020 Dios cambió los planes que teníamos, pero nuestra confianza siguió firme porque sabemos que Cristo cumplirá su propósito eterno. A través de todas las circunstancias que vivimos Dios nos enseñó muchas cosas que nos serán útiles.
Consejo 1: Disfrutar de permanecer en su posición
A medida que nos sumergimos en la voluntad de Dios, él va ampliando nuestro entendimiento porque él nos quiere revelar sus planes, darse a conocer.
La sabiduría no es conocimiento, la sabiduría se personifica en Cristo. Cuanto más tengamos de Cristo, más sabios seremos. Por eso debemos confiar en Dios y no en lo que oímos de los hombres.
La posición que tenemos es la bendición de estar espiritualmente en el Cielo (Efesios 1:3). En esta posición eterna el diablo no nos puede tocar. En este mundo tendremos aflicción (enfermedad, duelo) pero tenemos que confiar porque Jesús venció (Juan 16:33). Por eso en el 2020 seguimos viendo sanidades y milagros.
En esta posición somos vaciados de nosotros mismos, para ser llenados de Cristo. Dejamos nuestro individualismo para formar parte del cuerpo. Todos tenemos debilidades, limitaciones, pero cuando permanecemos en su posición somos fortalecidos, victoriosos, tenemos gozo. Fijemos nuestra mirada en él para seguir adelante (Hebreos 12:21).
Queremos un avivamiento. Para ello es necesario que cambiemos de pensamientos, no dejar que el sistema nos moldee, porque el mundo está bajo la influencia del diablo. Debemos renovar nuestra mente para entender la voluntad de Dios (Romanos 12:2). El Señor le dijo a Abram «sal de tu tierra y de tu parentela» (Génesis 12:1). Para que su mente fuera moldeada, tenía que salir de su zona de comodidad y de la cultura que se oponía a Dios.
Cuando estamos en Cristo, su vida está en nosotros y nos da la fuerza, el entendimiento, la capacidad para tener éxito. Él nos da la voluntad y la capacidad de realizar los propósitos de Dios para nuestro bien y el de los demás (Filipenses 2:13). La vida de Cristo en nosotros nos da paz, reposo, nos permite seguir cantando, predicando, gozando a pesar de la adversidad y la oposición, como la iglesia primitiva. Antes nuestros pensamientos nos llevaban al mal, éramos egoístas, ahora somos uno en el Señor, tenemos unidad con nuestros hermanos y hermanas sin importar donde se congreguen.
Consejo 2: Disfrutar de permanecer escuchando su voz
Escucha la voz del Padre, él está hablando de diferentes formas y a través de distintos medios. En tiempos antiguos hablaba a través de profetas, pero luego a través del Hijo, él es la voz, el Verbo. Esta voz que creó el universo cambiará nuestras vidas, nuestra identidad. No somos poca cosa, ahora somos hijos de Dios.
A través de la cruz de Cristo fuimos reconciliados con Dios aunque todavía éramos sus enemigos, cuanto más ahora que estamos en paz con él seremos salvos (Romanos 5:10). Si permanecemos escuchando a Dios él va ir ordenando nuestra vida, nuestra familia.
Debemos aprender a reconocer su voz, para saber si son nuestras emociones las que hablan o es Dios. Debemos tener discernimiento para que si nos habla el pastor o un profeta podamos entender lo que el Señor quiere decirnos, así no lloraremos por nuestras malas decisiones. Porque nosotros creemos que tenemos la razón pero muchas veces nos equivocamos, por eso necesitamos escuchar la voz de Dios y el consejo de nuestros pastores.
Tenemos que conocer la voz de Dios para no juzgar mal a los hermanos que él usa para corregirnos.
Dios nos dio su Espíritu, para que sepamos lo que nos regaló y para hablar en espíritu, no con sabiduría humana (1 Corintios 2:12-13). Y sus palabras son espíritu y son vida.
Consejo 3: Disfrutar de permanecer en comunión
No recibimos bendición, buena suerte, por venir a la iglesia. La bendición recibida es la comunión con los hermanos. Disfrutar de la comunión con los hermanos es lo que muchas veces nos sostiene. Necesitamos una congregación que se mantenga escuchando la voz del Señor. Eso nos facilita a cada uno cumplir con lo que Dios nos encomendó.
No sabemos cómo vivir el evangelio, pero aprendemos en forma corporativa y orgánica. Cuando nos congregamos y estamos en comunión, somos edificados como una casa espiritual, para que Dios viva en nosotros y manifieste su vida a través nuestro.
La vida en comunión elimina el individualismo y nos vuelve uno en Cristo. Por eso nos miramos y ya sabemos qué estamos pensando, nos parecemos. Sin comunión no podemos desarrollarnos, como una planta que cambiamos de maceta a cada rato se seca. Nos nutrimos espiritualmente en la comunión.
Nos une un interés común, que el Reino de Dios avance. Tenemos que perseverar en la comunión y dejar el egoísmo Hechos 2:42 y 44. Debemos dejar toda enemistad, cuidar la unidad, no pensar mal de los hermanos.
En la comunión seremos perfeccionados y la vida de Cristo se manifestará en nosotros. Así no va a crecer ninguna raíz de amargura que cause enfermedad. La unidad traerá salud mental, espiritual y física.
Proverbios 4:20-23: Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.