Tradición que enceguece y mata "Estaba tan dedicado a la ley y las tradiciones de mi pueblo que perseguía a la iglesia, y nadie podía reprocharme nada porque siempre obedecía la ley." Filipenses 3.6 PDT

Tradición que enceguece y mata

Tradición que enceguece y mata
"Estaba tan dedicado a la ley y las tradiciones de mi pueblo que perseguía a la iglesia, y nadie podía reprocharme nada porque siempre obedecía la ley." Filipenses 3.6 PDT

Saulo de Tarso, el que escribe estas palabras, era un hombre muy religioso. En su celo por Dios se dedicó a perseguir a los cristianos. Como lo confundía con la tradición, creía que esa era la voluntad del Señor… ¡Hasta que Jesús mismo se le presentó en el camino a Damasco!

Por supuesto, no lo reconoció. Saulo no conocía a Dios, por más estudio que tuviera de las Escrituras y fervor religioso. Por eso preguntó: ¿Quién eres?

¡Qué susto habrá sentido cuando lo escuchó responder: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues»!

¡Cuántos de nosotros nos dedicamos a perseguir a nuestros hermanos porque no sirven a Dios de la manera que creemos que se debe hacer! ¿Qué haremos si Jesús nos dice lo mismo que a Saulo?

Él no fue rebelde. Reconoció su error y fue tan grande su transformación, que hasta cambió el nombre Saulo por Pablo.

Tengamos cuidado. No sea que las costumbres y tradiciones nos hagan ir en contra de la voluntad de Dios.

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