Dios me dijo: mi amada, mi iglesia, estaba dormida y vine a despertarla. Con juicios sobre la tierra, con noticias que hacen temblar al valiente. Despierta, despierta, abre los ojos para ver que estoy a tu lado aunque me ignoras. Háblame que quiero escuchar tu voz. Cuando andemos en comunión, vendrá la bendición, y hasta los animales del campo disfrutarán de paz y sustento.