No contamos mitos o fábulas morales, cuentos creados solo para ilustrar nuestras ideas. No nos interesa enseñar a ser buenas personas, lo que nos importa es que restauren su relación con Dios, para que sean salvas.
No enseñamos teorías construidas con dudosas evidencias. No repetimos discursos ajenos. Hablamos lo que vivimos, testificamos lo que Dios hizo en nuestras vidas. Cuando decimos que el Señor Jesucristo tiene poder, es porque lo vimos en acción.
Si te quedan dudas, solo tienes que probarlo por ti mismo. Acércate a Dios y él se acercará a ti.