Hubo un propósito en tu nacimiento y en el mío. El Dios Eterno lo planeó. No fue por el deseo de nuestros padres o pura casualidad. Solo cuando Dios lo decide hay vida.
Cuando entendemos esta verdad, vemos el cuidado del Señor a cada paso de nuestra existencia. Él intervino impidiendo males, poniendo a nuestro lado las personas justas, para que podamos soportar las aflicciones y acercarnos a él. Dios nos ama. Sí, nos ama a pesar de que lo que digan los demás.
Probablemente nos hayamos desviado de su diseño. Tomamos malas decisiones y nos alejamos de nuestro Creador. Pero si nos volvemos a Él, nos recibirá con brazos abiertos y nos hará sus hijos. Con infinita paciencia nos irá perfeccionando, hermoseando, haciendo de nosotros personas dignas de admiración, para que reflejemos su gloria.