Fue el Espíritu, no casualidad “El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” Job 33.4

Fue el Espíritu, no casualidad

Hubo un propósito en tu nacimiento y en el mío. El Dios Eterno lo planeó. No fue por el deseo de nuestros padres o pura casualidad. Solo cuando Dios lo decide hay vida.

Cuando entendemos esta verdad, vemos el cuidado del Señor a cada paso de nuestra existencia. Él intervino impidiendo males, poniendo a nuestro lado las personas justas, para que podamos soportar las aflicciones y acercarnos a él. Dios nos ama. Sí, nos ama a pesar de que lo que digan los demás.

Probablemente nos hayamos desviado de su diseño. Tomamos malas decisiones y nos alejamos de nuestro Creador. Pero si nos volvemos a Él, nos recibirá con brazos abiertos y nos hará sus hijos. Con infinita paciencia nos irá perfeccionando, hermoseando, haciendo de nosotros personas dignas de admiración, para que reflejemos su gloria.

Fue el Espíritu, no casualidad
“El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” 
Job 33.4

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