La lista de Hebreos 11, donde se narran las hazañas de los héroes de la fe, termina diciendo: «Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra». Luego siguen las palabras que leímos.
Estos hombres y mujeres que se hicieron grandes por su confianza en Dios no recibieron lo prometido, porque aunque vieron milagros y Dios le confirmó que estaba con ellos. ¡¡¡¡¡ESO NO ERA TODO!!!! Lo que el Señor prometió va más allá de esta tierra. Sabemos que nos espera una patria mejor donde reinaremos con Cristo.
Como estos guerreros de la fe no tenían puesta su mirada en las cosas pasajeras, sino que anhelaban algo mejor, Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos. ¡Qué distinto a los que le dicen Señor, Señor, pero no hacen la voluntad del Padre! Aunque profeticen en el nombre de Jesús, echen fuera demonios y hagan milagros, Jesús les dirá: «Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad». (Mateo 7:21-23).