Generalmente, el comienzo de un nuevo año genera esperanza, alegría. Nos preparamos para recibir mensajes alentadores sobre abundancia, bendición, misericordia divina. Pero en estos días se oyen muchas profecías apocalípticas. Así que yo le pregunté a Dios: «Tus siervos dicen que llega a la tierra un nuevo ¡Ay! de los que anuncia el Apocalipsis ¿Ya no habrá tiempo de bendición? ¿Se acabó el gozo?».
Sin duda todo lo que Dios está hablando vendrá. Seguirán llegando juicios, para despertar a los que duermen, para purificar a los que tienen un corazón dividido. Porque su amor es grande y no quiere que nadie se pierda. El Señor nos llama a clamar por compasión, para que su juicio sea leve en nuestra tierra.
Pero Dios me recordó que él «hace salir su sol sobre malos y buenos» (Mateo 5:45) ¡Cuánto más mostrará su bondad a los fieles! Entonces me dió este versículo. La luz y la alegría ya están sembradas, ya las preparó. Aunque angustia y caos cubran la tierra, aunque la gente no encuentre la salida como si estuviera en oscuridad, habrá luz para los justos, habrá alegría para los que aman a Dios. Su palabra es fiel.