Cuando vienen los problemas, debemos buscar la guía del Espíritu Santo para saber cómo solucionarlo. Si necesitamos consejo podemos acudir a los pastores o a un líder. No vayamos con los incrédulos, ellos no tienen discernimiento del mundo espiritual, no ven todo el panorama. Y nunca, pero nunca, se te ocurra acudir a brujos y hechiceros para que te tiren las cartas, o te adivinen el futuro ¡Eso es idolatría! Dios lo aborrece. Si la dificultad vino para corregirte por algún pecado, estás agregando otro pecado más grande, no te va a ir bien. Dios nos resguarda de las tormentas de la vida, pues es amoroso y tiene todo poder. Confía en él.