Alégrate del juicio de Dios

En la Biblia suele usarse la metáfora de que la naturaleza se alegra, se entristece o clama por la conducta humana. Por ejemplo en Job 31:38 el patriarca decía: «Si mi tierra clama contra mí, Y lloran todos sus surcos». En Isaías 55:12 dice: «Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso». A veces me hace pensar que Dios le dice a la naturaleza que alabe porque pocos son los hombres y mujeres que lo hacen. No nos quedemos callados, aplaudamos, cantemos, gritemos con júbilo cuando nuestro Padre Celestial viene a hacernos justicia.

También es cierto que si los árboles y la tierra pudieran hablar, se alegrarían cuando el Señor juzga a los impíos. Es que Dios creó al ser humano para que señoreara, o sea, para que administrara y cuidara de la creación. Pero cuando la humanidad se aleja de su Creador termina dañando la naturaleza. En las guerras se destruyen bosques, se deja sin comida ni refugio a muchos animales. La gente materialista no tiene escrúpulos en contaminar el agua, la tierra y el aire para aumentar sus ganancias. El consumo desmesurado agota rápidamente los recursos naturales.

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