Estamos viviendo tiempos de juicio. En las noticias vemos incendios con víctimas mortales, inundaciones en varias partes del mundo y sabemos que vendrán más. Por causa de los perversos, pero lo padecerá «toda la gente».
Sabemos que el Señor nos ama y esto nos da confianza. Sabemos que sus ángeles nos cuidan, por eso tenemos paz ¡Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados!
Es hora de interceder por los que están lejos de Dios. Es tiempo de doblar nuestras rodillas para que nuestra familia, nuestros amigos, nuestros conocidos… se acerquen a Jesús y sean librados del juicio que está llegando.
Cuando el Señor se enoja, sus hijos debemos clamar pidiendo misericordia.