El zorro personifica en las fábulas al astuto y engañador. Como él, muchas personas pretenden estar de nuestro lado, interesarse en nuestros problemas pero solamente quieren manipularnos. Ya sea un vendedor que espera que le compremos si nos hace creer que quiere ayudarnos, o un político intentando sumar nuestro voto con falsas promesas.
Pero a Dios nadie lo engaña. Si somos sus hijos, va a desarmar los planes de los mentirosos que quieren estafarnos, ilusionarnos con mentiras, aprovecharse de nosotros.
¡Ahora que Dios nos defiende, nadie nos engaña!