Quizás la gente crea que no somos exitosos, porque no nos afanamos por lo que se preocupa el mundo. Pero somos conocidos en el Cielo y por los demonios. Tenemos guardaespaldas de lujo. El Todopoderoso nos tiene en sus planes y no importa el lugar ni la situación, tenemos la seguridad de que él nos cuida. Su ángel va abriendo camino, si viene la tormenta nos esconde bajo sus alas, si pasamos por el desierto abre fuentes en la roca, nos dirige y nos da fuerza para alcanzar nuestras metas.
Ser ciudadanos del Cielo es mejor que tener mansiones y riquezas, que ser famosos en este mundo. Todo aquí es pasajero. Pero nosotros tenemos todo lo que necesitamos, además tesoros en el cielo y una familia allá donde estemos: los hijos verdaderos de Dios. Nuestro Padre amoroso nunca nos abandona.