No te creas más sabio que Dios. Si él dice que algo es malo, aléjate de ahí. Cuando respetamos a Dios es una medicina para nuestros músculos y refrigerio para nuestros huesos ¿Lo sabías? La próxima vez que sientas tensión muscular, contractura, dolor en los huesos, piensa si estás sufriendo por no hacerle caso a Dios.