Si Dios dejara que pensemos que la victoria la conseguimos por nuestra fuerza o inteligencia, nos haría mal. En la Biblia vemos que pensar así, puede animarnos a tomar malas decisiones. Veamos por ejemplo a Amasías:
Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido; gloríate pues, mas quédate en tu casa. ¿Para qué te metes en un mal, para que caigas tú y Judá contigo? Pero Amasías no escuchó; por lo cual subió Joás rey de Israel, y se vieron las caras él y Amasías rey de Judá, en Bet-semes, que es de Judá. Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron, cada uno a su tienda. 2 Reyes 14:10-12
No olvidemos reconocer que es Dios quien pelea por nosotros.