Es difícil ir en contra de lo que hace la mayoría. Nos ven como raros o tontos. Pero sabemos que a ellos los domina el diablo y si no se vuelven a Jesús su destino eterno será el mismo infierno.
Dios no quiere que terminemos mal. Al contrario, su amor es tan grande que hasta dio a su hijo Jesús, para que pagase el precio por nuestros pecados. Así todo el que cree en él puede tener vida eterna.