Son como una tormenta que se anuncia con nubarrones negros. De repente suena un trueno y ya no hay tiempo para nada. Así se levantan los enemigos: Los chismes retumbando como truenos, los mensajes rápidos como rayos.
Nos inundan con mentiras, burlas, pronósticos de destrucción ¡Pero el Señor calma la tormenta! Él dice: ¡Calla, enmudece! Y los vientos le obedecen.
¡Gloria a Dios que nos salvó y nos salva!