La Biblia describe muchos milagros que Dios hizo movido por su amor. Pero hubo veces en que lo hizo para dejar su nombre limpio, para que no se diga que no tiene poder o que abandona a los que toma por hijos e hijas. En esa ocasión, el pueblo murmuraba que comían mejor cuando eran esclavos. Ni siquiera eran capaces de pedirle bien las cosas ¡No! ¡Ellos murmuraban, se quejaban, criticaban al que los había salvado y mantenido todo ese tiempo!
La verdad es que no somos merecedores de tantas bendiciones que nos da. Pero cada mañana siguen llegando. Si siendo injustos y quejosos nos da tanto ¿Se imaginan lo que haría por nosotros si fuéramos hijos agradecidos? ¡Qué bendiciones nos daría si comenzáramos cada día con una alabanza y una sonrisa para nuestro Padre Celestial!