Basta mirar uno de esos cruceros internacionales para sentirse impresionado ¡Qué enormes! Parecen una ciudad. Tienen de todo: restaurantes, shopping, casino, cine, piscina, juegos, etc. Sin embargo, en medio del océano, se ven diminutos ¡Hasta frágiles! Me contaron sobre los cruceros que van a la Antártida. Cuando llegan a la parte donde se juntan los dos océanos, da miedo. Quedan casi en forma vertical ¡Las olas gigantes los sacuden tanto que hay que atarse!
No importa en qué cosa enorme pienses: Dios es más grande. No interesa cuál creas que es el símbolo de la perfección: La de nuestro Señor es mayor ¡No hay nada ni nadie que supere la perfección del Todopoderoso! Por eso, solo caminando a su lado podemos ver maravillosas sanidades y milagros, comprobar la sabiduría de sus planes y alcanzar la verdadera victoria.
Ya no busques más. Si aspiras a lo mejor, ven a los brazos del Padre. Tendrás una vida que en verdad satisface y una recompensa en los cielos.