Hay dos formas de interpretar este versículo: Dios es poderoso para guardar lo que depositamos en sus manos. Sea nuestra vida, nuestra familia, nuestro trabajo y posesiones. Él nos guía para evitar lo que pudiera hacernos mal, aleja al Devorador y nos defiende de nuestros adversarios.
Otra interpretación es que el Señor guarda lo que depositó en nosotros: la fe que salva, los talentos con los que servimos a Dios y a nuestros hermanos (música, enseñanza, manualidades, etc.), los dones espirituales (milagros, sanidad, profecía, etc.). Aunque el Diablo quiera apagarlos o que los usemos mal, el Espíritu Santo nos ayudará para mantenerlos encendidos y en la dirección correcta. Así llevaremos mucho fruto y cuando el Juez de todo el universo nos pida cuentas, recibiremos la recompensa. Y escucharemos de sus labios: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.» (Mateo 25:21).