Me gusta buscar al rechazado, al tatuado, al llamado “oveja negra” al solitario, al tímido, al cansado, al deprimido, al adicto, al homosexual, al maltratado, al abandonado, al que padre y madre lo dejaron.
En ellos hay hambre y sed de amor y comprensión. Saben dar más lealtad que aquellos que no han vivido dolor ni rechazos…
No me hables de caída si no conoces lo que es estar en el piso, donde yo estuve y de ahí me sacó solo Cristo Jesús.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10.