Te preguntas: «¿Será que Jesús me ama? ¿Escucha mis oraciones o no les presta atención? Tengo tantos problemas… ¿Si me amara haría algo por mí? ¿No?».
Jesús te ama, te ama tanto que dejó su trono de gloria en el Cielo para venir al mundo. Tanto, pero tanto, te ama que entregó su vida, siendo inocente, para morir en tu lugar. Y tiene tanto poder que venció a la muerte. Luego subió al cielo y allí está intercediendo por ti, por mí, por todos los que hemos decidido creer en él y entregar nuestras vidas en sus manos.
No dudes: Jesús te ama. Lo entregó TODO por salvarnos. Ahora el enemigo ya no tiene poder para atormentarnos. No importa cuál sea tu problema, cuéntaselo en oración que te va a oír. A veces la solución viene de inmediato, otras veces tarda, pero siempre llega a tiempo.