Si te sientes cansado, si el camino es difícil, si te sientes atacado… puedes hallar refugio en los brazos del Omnipotente.
A Él no le avergüenza llamarte su hijo, a pesar de tus errores y debilidades. No te va a dejar desamparado, ni va a permitir que te derrumbes. Sus fuertes brazos te sostienen y con amor te lleva hacia el lugar de bendición.