A lo largo de estos años como cristiana, aprendí que no importa mucho el lugar o la situación que atravieso. Porque el mejor lugar donde puedo estar AHORA es cerca de mi PADRE Celestial. Aunque sea un desierto, si voy con Dios es una experiencia llena de momentos gloriosos.
Si estás en el desierto recuerda: Ese no es el destino, solo el camino a tu Tierra Prometida. Sigue a tu Padre y llegarás. En el trayecto verás brotar el agua de la roca y comerás el maná del cielo.