Serie Intercesores que Ayunan
Nehemías vivía en el extranjero. Un día le trajeron noticias de su nación y al conocer el estado material y espiritual de Jerusalén, se llenó de dolor. Hoy las noticias llegan muchísimo más rápido, basta mirar la televisión o las redes sociales para ver qué pasa en el mundo. Y también son noticias sombrías.
Cuando vemos lo mal que está nuestra nación y el mundo entero, podemos quejarnos o actuar como hijos de Dios.
Sabemos que la guerra, la delincuencia, la corrupción vienen porque la gente se deja llevar por el diablo. Tanto pecado en contra de los inocentes y de Dios, al final trae castigo. Como Nehemías deberíamos llorar delante de Dios, interceder con ayuno y oración. No podemos permanecer indiferentes. No podemos esperar que otro se ponga en la línea de batalla contra Satanás. No podemos quedarnos de brazos cruzados… porque quizás no haya nadie más dispuesto a clamar y la situación se vuelva terriblemente espantosa.
¿Hasta qué punto vamos a dejar que los juicios sigan cayendo, sin hacer nada? ¿Cuánta calamidad podemos ver sin sentir un dolor profundo que nos lleve a gemir delante de Dios? ¿Qué haremos cuando nuestros vecinos y familiares mueran sin esperanza?