El reino de Dios es diferente a las naciones humanas. A veces nos olvidamos que somos ciudadanos del Reino. Que tenemos obligaciones y beneficios.
Las obligaciones podemos resumirlas en dos mandamientos: Amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Los beneficios son muchos: Dios nos guía, nos protege, despeja nuestro camino, nos sana, nos liberta, provee para nuestras necesidades, nos hace sabios, nos da gozo y paz aún en medio de las crisis, nos prepara una morada en los Cielos y muchas cosas más.
Pero no se puede hacer trampa con Dios. Él sabe si fuimos desobedientes. Por ejemplo, si ofendimos a nuestro hermano y no le pedimos perdón. Así que ya sabes, es mejor andar bien con Dios.