Dios ha estado buscando obreros desde que fundó su iglesia. Ya estamos en la última hora, pero el Señor sigue llamando a quién esté dispuesto a trabajar para él. A la iglesia primitiva le costó muy caro su servicio: los persiguieron, los despojaron de sus bienes y los mataron. Los fundadores de las iglesias en nuestro país soportaron muchas privaciones y se esforzaron para difundir la Palabra con pocos recursos pero mucha pasión.
Como los obreros de la parábola que fueron contratados al final del día, para nosotros es más liviano. Nuestros templos son cómodos, tienen equipos de audio e incluso aire acondicionado. Es fácil conseguir una Biblia o la podemos descargar en nuestro celular gratis. Podemos escuchar mensajes a través de Facebook, Youtube, etc. Y sin embargo, nos espera la misma paga que a los otros: Como ellos podemos recibir al Espíritu Santo y sus dones, al igual que ellos recibimos bendición en esta tierra y la promesa de una morada en los Cielos.
¡Cuánta bondad nos tiene el Señor! No menospreciemos su misericordia. Trabajemos para el Reino de Dios con todas nuestras fuerzas. Preocupémonos por mantener nuestras vestiduras limpias de pecado. Honremos su nombre viviendo una vida santa. Amén.