Dios de imposibles

Jonás 2:5-6

El profeta Jonás realmente podía darse por muerto, cuando lo tiraron al mar embravecido, en medio de la tormenta. Sin embargo, milagrosamente, una criatura marina de gran tamaño lo tragó ¡Y contra todo pronóstico se mantuvo vivo por tres días!

Estaba claro para él, que la mano del Señor estaba detrás de todos estos acontecimientos. Por eso oró: «Tú sacaste mi vida de la sepultura». Gracias a Dios no me ha tocado vivir una experiencia tan terrible y espero que tampoco ustedes hayan pasado por algo así. Pero he vivido situaciones, en la que lo natural sería aceptar la pérdida, la derrota. Sin embargo, sabía que el Todopoderoso estaba orquestando todo. Con un propósito que, aunque no me quedaba claro, tenía la seguridad que sería algo bueno. Por eso no dudé. Me mantuve firme en la fe, sabiendo que el Dios de Jonás es también mi Dios y puede levantarme incluso de la sepultura. Y como el profeta vi el milagro.

«Porque nada hay imposible para Dios» (Lucas 1:37).

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