David no esperaba vencer, él afirmó con confianza que sería Jehová quien entregara a Goliat y al ejército que lo acompañaba en sus manos. La batalla fue muy corta, porque nadie puede vencer al Todopoderoso. David entendía que solamente era un instrumento en las manos de Dios.
No importa si tu enemigo parece invencible, si mantiene atemorizado a todo el mundo. No interesa que no sepas defenderte. Solamente ponte en las manos de Dios, ármate con el escudo de la ve y enfrenta con valor tu problema. Dios tiene más recursos que una simple espada y lanza. Puede darte la victoria de maneras insospechadas.