Algunas personas dicen «Con mi cuerpo hago lo que quiero» y por ejemplo suben fotos hot a Internet, se llenan de tatuajes y otras cosas peores.
Pero los que un día conocimos a Jesús como nuestro salvador y le entregamos nuestra vida, ya no somos nuestros. El Espíritu Santo vive en nosotros y él no quiere una casa sucia, contaminada con el pecado. Nadie puede ser perfecto, solo Dios, pero debemos hacer el esfuerzo por apartarnos del mal. Si le pedimos ayuda, el Espíritu Santo nos ayudará a vencer la tentación.