Hay amigos que son de hierro, que no fallan. Ellos están firmes cuando más los necesitamos. Pasan los años y esa amistad va creciendo.
Pero Dios quiere que no solamente crezca nuestra amistad, también quiere que avancemos como cristianos. Para parecernos más a Cristo, necesitamos ser pulidos, afilados como las herramientas de hierro. ¡Y para eso usa a nuestros amigos!
Por eso, tantas veces nos duele lo que nos dicen. Sentimos que nuestros amigos no deberían ser tan duros con nosotros. Pero Dios lo permite a propósito, para que nos corrijan, para que aprendamos a ser mejores personas, más pacientes, más amables, más sabios.
Así que, no te enojes con tus amigos. Ellos son firmes como hierro y como el hierro nos afilan, pulen nuestro carácter.