Dios está en el corazón de sus hijos, que se mantienen humildes. «Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos.» (Salmos 138:6). Los que se preocupan más por la gloria de Dios que la de ellos mismos. «Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria…» (Isaías 42:8)
Juan el Bautista dijo sobre Jesús: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.» (Juan 3:30). Si queremos que el Espíritu Santo viva en nosotros, tenemos que hacerle lugar en nuestra vida. Cuando nos vaciamos de nosotros mismos, cuando nos achicamos, Dios se hace grande en nosotros. Él nos hace brillar.