¿Cómo quiere Dios que nos acerquemos a él? Con sinceridad, con fe, con buena conciencia y limpios. Si todavía queda en nosotros algún pecado, algo de lo que nuestra conciencia nos acusa, no es impedimento para acercarnos a él. Pero vayamos con humildad, pidiendo perdón, con la firme intención de cambiar. Porque si nos acercamos con soberbia, si queremos estar bien con Dios pero seguir haciendo lo que le desagrada, entonces nuestra oración no va a ser contestada. No podemos engañar a Dios.