…porque sino no tendrás parte en el Reino de los Cielos y ¡porque es una familia realmente rica! Rica en amor, rica en poder, rica en bendición.
Cuando nos mudamos a otra ciudad, terminamos nuestros estudios o nos casamos nuestra vida cambia. Pero el cambio que implica conocer a Cristo de verdad es más grande. Al entregarle nuestra vida, nacemos de nuevo.
Esto es bueno, aunque cueste adaptarse ¡A partir de ese día somos hijos del Rey de Reyes!
El Padre Celestial cuida bien de sus hijos y no les deja faltar nada para su crecimiento.
Ya no lo dudes. Toma la decisión más importante de tu vida. La que cambiará para bien tu destino: Únete a la familia de Dios.