Ten cuidado con lo que repites, especialmente cuando se trata de palabras que pueden poner en peligro a tu prójimo.
A veces somos muy rápidos para darle «Compartir» a lo que no conviene. Primero asegúrate que es verdad, después piensa si vale la pena difundir la noticia y por último recuerda que Dios te va a considerar responsable si por culpa de un chisme se pierde tu hermano.
Si ves que están hablando mal de tu prójimo y que es mentira, o sea, lo están difamando ¡Haz algo! Tienes que parar esas palabras mentirosas. No digas: «Yo no dije nada», no seas cómplice. Lo están lastimando, están arruinando sus relaciones, está en peligro su vida espiritual. Incluso podría hundirse en una depresión que termine en suicidio ¡Piensa en las consecuencias! ¡No te quedes de brazos cruzados! Tienes que decir que no es cierto, o por lo menos que no es del todo así.