A veces pensamos que a Dios le importa solo lo espiritual y que de vez en cuando sana a alguien para que lo tengamos en cuenta. Por eso vamos a celebrar con nuestros hermanos y al terminar el culto lo dejamos ahí, en la iglesia. Porque nos parece que no tiene nada que hacer en el resto de nuestras vidas.
Lo cierto es que todo lo que tenemos lo recibimos de él: La familia, la ropa que vestimos, la salud, la inteligencia, la cordura.
Todos tenemos un lugar en sus planes. Nos creó con un propósito en mente. A uno le dio oído musical, a otro una sonrisa que levanta el ánimo de cualquiera, a otro le enseñó su Palabra, a otro le dió destreza para un oficio y otro está lleno de creatividad… ¡Pensó en todo! Para que en su iglesia hubiera gente dispuesta y preparada para cada labor. Lo que pasa es que a muchos de nosotros todavía sigue sacándonos brillo o tratando que maduremos de una vez.
Así que ya sabes: Jehová no es un Dios de domingo, no es un ente que nos recarga de energía espiritual para aguantar la semana. Invítalo a tu casa, preséntale tus amigos, habla con él ¡Es una persona! Solo que ahora vive en nosotros en la forma del Espíritu Santo. Si necesitas algo, cualquier cosa, él puede dártelo: trabajo, salud, un mejor carácter, creatividad. Pero claro, tampoco quiere que seas una interesada o interesado. Quiere que lo ames más que a nada ni nadie en el mundo. Ya vas a ver cómo cambia tu vida si te haces su amigo.