Hay gente amargada que vive quejándose. Pero Dios nos da la capacidad de ver lo bueno que él hace, de admirarnos por su misericordia y gozarnos al sentirnos amados y protegidos.
Hay gente amargada que vive quejándose. Pero Dios nos da la capacidad de ver lo bueno que él hace, de admirarnos por su misericordia y gozarnos al sentirnos amados y protegidos.