Las redes sociales e Internet están llenas de información. Todos compiten para ganar nuestro interés, sacarnos una sonrisa o una lágrima a cambio de un «me gusta». Nosotros tenemos algo más importante que decir y tenemos que gritarlo a los 4 vientos, ya sea que escuchen o dejen de oír. El mensaje viene de Dios mismo y tiene que llegar hasta lo último de la tierra.