«Sobre ti fijaré mis ojos». Él nos va a hacer entender lo que no entendemos. Va a enseñarnos el camino.
La mirada de Dios transmite paz, transmite vida, transmite seguridad. Es la mirada del Padre la que nos hace sentir cuidados. Esa mirada nos conduce en la vida. Nos hace honrarlo.
Cada día de nuestra vida, de noche y de día, los ojos de Dios están sobre nosotros.
Como un niño que cruza su mirada con su papá y salta de alegría, así nos sentimos felices al vernos reflejados en los ojos de nuestro Padre Celestial. Él nos guía, nos trae claridad, nos trae confianza.